Salamandria del Sol, vestido estrellas,
latiendo el Can del cielo estaba, cuando
- polvo el cabello, húmidas centellas,
si no ardientes aljófares sudando -
llegó Acis; y de ambas luces bellas
dulce occidente viendo al sueño blando,
su boca dio, y sus ojos cuanto pudo,
al sonoro cristal, al cristal mudo.
Luis de Góngora
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